¡Cuba se extraña!


Por Frankli Santos Proenza. Muchos hemos sido esclavos de ese extraño sentimiento que es la añoranza por nuestra tierra. A más de uno nos ha tocado permanecer atado por algún tiempo a esa cadena de la misma forma que Juan, el calesero de la telenovela cubana Sol de Batey el que “le levantó la mano a su amo”, cargaba grilletes en manos y pies.

No somos pocos, los que hemos pasado noches de desvelo con aquella opresión en la garganta que no te mata, pero no te suelta. Otros aún, no saben la sensación que deja partir de tu hogar y ver, cómo poco a poco, se van poniendo pequeñas las palmeras cubanas, el caimán se convierte en lagarto y luego desaparece con forma de punto en el infinito, a esos les aclaro: no es fácil.

Cuando sales de Cuba, sales en busca de conseguir un objetivo, cumplir metas trazadas, reencuentro con familiares, amigos, amores; trabajo, pero nunca sales por gusto, siempre hay algo que te está impulsando a salir de tu medio. Por la causa que sea, la nostalgia te agobia en menos tiempo de lo esperado.

ImagenNo es que sea una regla, hay muchos que se adaptan en poco tiempo a su nuevo hábitat y a las lucecitas de colores, el clima, los autos, el lujo y todo lo demás (que no estaría mal tener en nuestro terruño también) le resetean el disco duro y su cerebro borra cualquier información que les pueda dañar el sistema; para otros, no hay más opciones y es ésa la única salida. Pero no estoy aquí para hablar por nadie, les vengo a contar lo que me pasa a mí y a muchos de los amigos con los que he tocado este polémico tema ¡extraño mi Cuba!

ImagenEmpieza la fiesta, con todos los “hierros”, el ambiente de lo más sabroso, tremenda gozadera y no se ha terminado la primera botella cuando ya el cubano o cubana, como por arte de magia, se adueñó del equipo de música y puso su disco de los Van Van e inició su disertación de casino sin importarle si a los demás les gusta o si por el contrario, odian “la salsa” y es que el cubano, extraña tanto su tierra y sus raíces, que le da lo mismo lo que piensen los demás.

Pero en Cuba nadie te cree y te tildan de exagerado si lo cuentasImagen que se te salieron las lágrimas porque pasaron por la TVC (Televisión Cubana) un reportaje de cómo va la siembra de caña en tu natal municipio y nos es mentira, digo más, unos cuantos nos quedamos esperando la 3ra emisión a ver si por casualidad lo repiten; se te “pelan” los ojos y se te pierde la vista en el bigote de Rafael Serrano esperando la repetición del reportaje y si al final, nada de nada, no lo repiten, te acuestas rememorando lo que llegaste a ver en la emisión estelar.

ImagenUn día nos reunimos un grupo de amigos en mi casa, de acá en Venezuela, a formar la “pachanguita”, porque no todo puede ser trabajo y estrés, hay que coger un “cinco” y cuando la cerveza (no tan fuerte como la cubana, pero cerveza igual) comenzó a revolver emociones, busqué una bandera cubana que tengo en el cuarto y pusimos la canción “ Cuba, que linda es Cuba”, empezamos a cantar muy bien, afinación bastante asequible para amateurs, buen ritmo y melodía, pero poco a poco las voces se fueron perdiendo, el volumen bajando y como si fuésemos niños acabados de regañar, empezamos –los improvisados cantantes- a hacer “bembitas” y milisegundos después, a llorar a “moco tendido”. Gracias que todo piquete tiene su rosca izquierda y el de nosotros nos es la excepción, por demás, tenemos unos cuantos merecedores de esa condición y logramos superar la recaída saltando, abrazados a la bandera cubana e improvisando disparates al ritmo de “Cuba, que linda es Cuba”.

ImagenLa nostalgia te altera el ritmo circadiano, tienes que mantener la mente ocupada el día entero o al menos mientras estés despierto, porque si le echas cráneo a eso, te “fundes”. No se Uds., pero yo, soy muy extrovertido, si siento algo no lo puedo esconder, por el contrario, me delato con el lenguaje extraverbal y cuando tengo el “gorrión” pegao el último en darse cuenta soy yo, todos me miran y se sonríen, Yisi (mi esposa) le dice a los que estén con nosotros en ese momento: déjalo solo que tiró el “cable a tierra”. Salgo del ambiente en el que esté, me encierro en mi cuarto, pongo mi CD Pablo Querido, tema “Proposiciones”, micrófono en mano (un tubo de desodorante vacío o lleno) y rompo mi concierto de bulla y llanto.

Creo que no lo pudo decir mejor el grupo musical cubano “Los Cola Loca” negüe: ¡¡¡Cuba se extraña!!!, al menos yo, me paso los días pidiendo que aparezca un cubano y me suelte un: ¿asere que bolá?, un cubano que abra la puerta del frío y coja el trozo de yuca del día anterior y sin calentarlo ni rodeos, y miedo se lo coma de un solo bocado; eso nos identifica, forma parte de nuestra idiosincrasia. Para un cubano todo el mundo es hermano, una señora mayor es una tía, un anciano es un abuelo; los hijos de tus amigos son tus sobrinos; las esposas, cuñadas y eso se extraña, aunque creas que no.

ImagenVivimos en un país donde si vas a hacer una fiesta no le tienes que pasar invitación a nadie, la gente va llegando sin credencial, como si las emisoras locales se hubiesen dedicado a darle publicidad al acontecimiento, lo mejor del caso es que entra todo el mundo, el que lleva una botella para seguir la rumba y el que solo lleva la boca para tomársela; pero nadie queda fuera, todos pasan, beben, comen y se divierten y esto, también se extraña.

Tengo un primo filólogo, Fidel (tito) Curvelo que un día me hizo reír hasta el cansancio, haciendo un monólogo que trataba sobre una conversación entre dos cubanos y el dice que: los cubanos llegan y se saludan – ¿y entonces? – Ya tú sabes. ¿Qué me cuentas? – Na´. Ya tú sabes, en lo mismo. Y ¿cómo está todo? – Normal, ya tú sabes. (Luego un minuto de silencio, se miran los dos y sin saber de qué tema hablar o sin haber tratado tema alguno, suspiran y dicen casi al unísono): – No es fácil… Y esto amigos míos, se extraña, hasta esas conversaciones que no hablan de nada, pero dicen mucho; se extraña el calor, las colas, caminar, se extraña caerle atrás a un pesero para llegar a tiempo al trabajo, y después reírte un rato mientras refrescas la sofocación que deja la carrera; el ruido del tren, el grito de la vecina que anuncia que “llegaron los huevos caros”; todo se extraña, hasta lo que te pueda parecer insignificante o irritante mientras estás en casa.

Aclaré desde el principio que no vine a hablar por los demás, el que piense igual o diferente que deje su criterio y hacemos el debate, pero al menos yo, este guajiro de Cueto, me convenzo cada día que paso lejos de mi familia, mis amigos, mi gente y mi tierra que: ¡¡¡CUBA SE EXTRAÑA!!!

(Tomado del blog El cuetense intranquilo)

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