No se estila, yo sé que no se estila


Por María Elena Balán Saínz. Corre el tiempo y la forma de comportarse también se corre en muchos casos hacia un lado que no es precisamente el del ascenso, sino el de la involución en cuanto a la práctica de los valores éticos y morales, aquellos que denotan la calidad humana del individuo. Y cuando inquirimos, hay quien contesta: no se estila.

De aquella vieja canción, popularizada por Vicentico Valdés con su cadencioso “Yo sé que se estilan tus ojazos y mi orgullo cuando vas de mi brazo por el sol y sin apuro…” queda poco que traer al presente, cuando hasta un piropo o frase respetuosa para dirigirse a una muchacha han pasado de moda para algunos.

Existen spots televisivos que llaman a la reflexión cuando muestran diversas situaciones, las cuales ocurren a diario, como abrir la puerta de un auto para que sea la mujer quien se siente primero, o la impavidez de un conductor de ómnibus ante la protesta de pasajeros que viajan aturdidos por el alto volumen de la música, que por demás resulta poco edificante por su letra.

Y no quiero decir que la mayoría de los textos musicalizados sean tejidos a base de vulgaridad o chabacanería. Si bien hay algunos que responden a ese mundillo de marginalidad, existen otros hilvanados con las más hermosas metáforas, capaces de regalarnos un mensaje de paz y ternura.

Sin embargo, tanto en el ómnibus, en una fiesta organizada por un centro de trabajo o en una discoteca resuena aquello que hiere el oído, y esto se escucha también por radioemisoras en algunos espacios musicales. ¿A qué se debe? Pues queda al libre albedrío del musicalizador y de quien está al frente de la animación escoger los números que a ellos les gustan.

Los Beatles constituyen una banda de rock emblemática, ni los años transcurridos, ni la desintegración del grupo evitaron que Yesterday, Imagine o Hey Jude dejaran de gustar a los más adultos y ahora a muchos jóvenes. Una buena letra perdura. Y eso lo demuestran igualmente las composiciones de César Portillo de la Luz, entonadas por los más disímiles cantantes de diversas latitudes.

Pero hay valores realmente perdurables que desdeñan las personas de escaso o ningún mérito.

Y en esta relación se inscriben desde la decencia en el vestir, en el decir y en el comportamiento, sin dejarnos atrapar por los desenfrenos de la moda, de la vulgaridad y de la falta de decoro.

No hay tampoco justificación para el robo y la vagancia, porque resultan desvergüenzas. En la mayoría de las familias desde niños acuñaban el oído de sus descendientes aquella frase de: Pobres, pero honrados.

Entonces, no vale ahora conformarnos con la tolerancia a los que vociferan sus vulgaridades, ya sea en un diálogo, en una canción, en la imposición de sus gustos chabacanos al resto del grupo.

Algunos dirán “No se estila”, al referirse a aquellos buenos hábitos, a esos valores intangibles que en los últimos tiempos se están desangrando en una sociedad que clama por una correcta y rápida sutura a esas heridas que la lastiman.

3 comentarios sobre “No se estila, yo sé que no se estila

  1. Es increíble que todavía existan personas que crean que no se estilan las buenas costumbres, los hábitos de educación formal, las buenas acciones… Mientras una persona decida por el bien estaremos a salvo, uno también cuenta y ya es uno menos por el camino del mal. Espero que todos mis queridos amigos, familiares, compañeros y alumnos estilen el lado del deber, de la responsabilidad y la solidaridad, porque todos juntos somos más en el camino del BIEN.

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