
Por Jesús Álvarez López. Venezuela vive horas decisivas para su historia inmediata y futura. Un imberbe e inexperto golpista azuzado por el imperio yanqui ha cometido el acto temerario de vulnerar la constitución y proclamarse “encargado de la presidencia”.
Traspasó una línea roja que solo puede llevarlo a la cárcel. ¿Qué derecho tiene a suplantar al presidente legítimo Nicolás Maduro, elegido en las urnas con el 67 por ciento de los votos?
Es la hora de expresar la máxima solidaridad con el hermano pueblo venezolano y su presidente, revolucionario fiel a su pueblo humilde y al legado de Chávez.
El imperio no debe olvidar que si agrede a Venezuela, seremos millones los dispuestos a defenderla con fusiles en las manos como en su tiempo marcharon combatientes a España de todos los confines del universo para defender la república del fascismo franquista.
Si el chavismo fuera derrotado solo podría llegar una cruenta dictadura que multiplicaría varias veces los miles de chilenos asesinados por Augusto Pinochet. Hay que cerrarle el paso y maniatar a los fascistas antes que sea demasiado tarde.
Digamos con Martí: “Deme Venezuela en que servirla, ella tiene en mi un hijo”.
Vamos, Venezuela!!
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