#CosasdeFidel: y, ¿cuánto pesa un libro?


Fidel siempre fue un lector insaciable y realizó esfuerzos por transmitir a los universitarios el papel de la lectura en su formación profesional y cultural. Foto tomada de internet.
Fidel siempre fue un lector insaciable y realizó esfuerzos por transmitir a los universitarios el papel de la lectura en su formación profesional y cultural. Foto tomada de internet.

Por Luis Orlando Aguilera García*. En el periodo que el país avanzaba por el Proceso de Rectificación de errores y tendencias negativas, la universidad cubana se miraba por dentro. La formación de ingenieros era priorizada por la dirección de la Revolución. Y así se convocó a un encuentro nacional de estudiantes de ciencias técnicas para debatir el perfeccionamiento de su formación.

Era probable que estuviera presente el Comandante en Jefe, pero entre tantas y tan complicadas tareas que atendía, no era nada seguro que tuviera tiempo para el encuentro. Sin embargo, llegó. Y aquel teatro de la CUJAE (como se le llamó en sus inicios y como aún se le conoce hoy) parecía vivir un verdadero terremoto de alegría, de consignas, y hasta de lágrimas de emoción.

Las sesiones de trabajo, como siempre con él, fueron largas. Un asunto al que se dedicó mucho tiempo fue al aseguramiento de la bibliografía actualizada necesaria, la cual era costosa, no sólo por el asunto de los derechos de autor que habría que asumir, sino además por los precios del papel y todos los insumos requeridos.

Se abrió uno de esos diálogos que Fidel siempre provocaba, en la cual discurría de una pregunta a la siguiente, y de inmediato la otra, e iba haciendo notas y cálculos en un pequeño block cuyas páginas pasaba una tras otra rápidamente.

¿Cuántos libros necesitamos por alumno, según las diferentes carreras?, y seguía apuntando en su block, ¿cuántos estudiantes?, ¿cuantos por años? Ante el micrófono, un compañero que atendía la reproducción de libros en Cuba, también otros compañeros que se dedicaban a los estudios de las carreras de ingeniería, personas muy versadas que pudieron aguantar aquel diluvio de preguntas. Hasta un punto. De pronto preguntó: ¿y cuánto pesa un libro?

Se hizo un minuto de silencio, se escuchó un murmullo, no éramos pocos los incrédulos, que no veíamos la importancia del asunto. Muchos pensamos: “no hay modo de saberlo”, “todos tienen un peso diferente”, “depende del papel”. Las respuestas no fueron convincentes y el Comandante, apoyado en sus rápidos apuntes, y dando una clase magistral de agilidad mental, estricta logicidad del pensamiento, y una rapidez increíble para los cálculos matemáticos, expuso su visión, y en menos de un minuto demostró cuantos dólares tendría que poner el país para imprimir todos aquellos libros.

Decía que, si necesitábamos “x” cantidad de libros, la tonelada de papel asequible, vale “z”, y un libro promedio pesa “Y”, entonces era sencillo, el país debía poner un presupuesto de “XXX” millones de dólares para poner en manos de cada estudiante un libro actualizado en el campo de las ingenierías, y contribuir a asegurar el desarrollo de nuestra economía.

Claro que este simple relator, es incapaz de reproducir los contenidos matemáticos de la fulminante lógica del Comandante, quien hizo todos aquellos cálculos sin asomo alguno de banalidad ni altanería, sino con la más increíble sencillez.  Pero la conclusión matemática, Fidel la ubicó con todo fundamento en el terreno de la política revolucionaria. El país puede poner esos recursos. El futuro se podía seguir construyendo con los ingenieros del futuro que, perplejos, salieron orgullosos de su Comandante en Jefe.

Luis Orlando Aguilera García es Doctor en Ciencias, investigador y profesor de la Universidad de Holguín.

3 comentarios sobre “#CosasdeFidel: y, ¿cuánto pesa un libro?

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