Cuba apuesta por una Educación Superior de alta calidad


¿Cómo determinar si los procesos desarrollados al interior de las universidades cubanas tienen calidad? ¿Hasta qué punto interviene la sociedad en esas dinámicas evaluadoras?

Desde la década de los 80 del pasado siglo, en América Latina surgen los sistemas de evaluación y acreditación de los procesos de la Educación Superior, una vez que los debates en torno a la calidad fueron incorporados a las reformas en esa enseñanza.

En Cuba, hace apenas 15 años surgió la agencia estatal para conducir los procesos de evaluación y acreditación de los programas y las instituciones de Educación Superior: la Junta de Acreditación Nacional (JAN); sin embargo, desde el surgimiento mis­mo del Ministerio de Educación Superior (MES), el análisis de la calidad figuró entre sus prioridades.

Como dijera recientemente a nuestro diario Rodolfo Alarcón Ortiz, titular del sector, “el país que tanto había hecho por el desarrollo de la Educación Superior necesitaba exhibir los niveles de calidad alcanzados. Gracias a la experiencia acumulada en los anteriores procedimientos de evaluación, se creó la Junta, que ha repercutido en un estímulo al incremento continuo de la calidad”.

A 15 años de su surgimiento, el imperativo de elevar los niveles de calidad de la Educación Superior continúa a la orden del día, máxime cuando de ello depende el futuro de una sociedad en plena actualización de su modelo económico, lo que implica una adecuada formación de los ciudadanos. Granma conversó con la doctora Marcia Noda Her­nández, secretaria ejecutiva de la JAN, y algunos de sus miembros.

Llevar adelante los procesos de evaluación y acreditación de los programas de carreras universitarias, maestrías, doctorados, y especialidades de postgrado —esta última de reciente aprobación—, así como las instituciones universitarias de todo el país, es el objetivo fundamental de la JAN, comenta Noda Hernández.

“La determinación de las fortalezas y debilidades de los programas e instituciones, el logro de una cultura de evaluación y acreditación, y un incremento de la necesidad de rendir cuentas a la sociedad, por parte de las instituciones de Educación Superior, de lo que se está haciendo allí”, constituyen otros de sus objetivos específicos.

Además, “la Jan representa al país ante otras agencias internacionales y redes de agencia de las cuales formamos parte, por ejemplo, la Red Iberoamericana para el Ase­gu­ra­miento de la Calidad de la Edu­cación Superior (Riaces), que celebrará aquí en el marco del Congreso Uni­versidad 2016 su 13 Asamblea Ge­neral”.

EMPEZAR CON PIE DERECHO: POR LA CALIDAD HUMANA
Los procesos de evaluación y acreditación de un programa o centro universitario involucran a un número considerable de profesionales. Es en ellos en quienes la sociedad, pero además los diferentes entes asociados a la educación, pone toda su confianza.

“Cuando está acreditada, su universidad, su título, su currículo, adquiere mayor nivel”, dice con orgullo Ramón Ezequiel Romero Sánchez, profesor titular de cirugía del Hospital Manuel Ascunce y la Universidad de Ciencias Médicas de Camagüey, y miembro de la JAN desde el año 2009.

La agencia está conformada por una secretaría ejecutiva y varias es­tructuras auxiliares, como los denominados comité técnicos evalua­dores para cada tipo de programa e institución, una bolsa de expertos —más de 700— a lo largo de todo el país, así como 44 profesionales de distintos organismos y ramas del saber que tienen relación con la Educación Superior.

“Todos son profesionales de pres­tigio como investigadores y pro­fesores, con una vasta experiencia en el sector. Además, es bueno saber que en Cuba ninguna de estas personas recibe ninguna re­muneración por esta actividad, y tampoco las universidades tienen que pagar —como en la mayoría de los países— para ser acreditadas”, indica Noda Her­nán­dez.

El ingeniero civil Félix Riaño Valle, profesor del Instituto Superior Politécnico José Antonio Echeverría, siente el privilegio de haber trabajado en la constitución de la JAN, y formar parte de ella nuevamente desde el año 2009.

“La creación de la Junta constituyó un paso de avance para el desarrollo de la Educación Superior, permitió conocer sus fortalezas y debilidades, y además ayudó en la creación de un ambiente de calidad, la meta más importante y la más difícil todavía: lograr que nuestros planes de mejora se incorporen al sistema de trabajo y no como algo que llega en el mo­mento determinado de la evaluación”, señala.

LEGITIMAR LO BUENO
En Cuba, todos los programas e instituciones cuentan con la categoría de Autorizado, primer nivel de acreditación. Cuando están creadas las condiciones, comienza entonces la “carrera” por obtener una categoría superior de acreditación, que pue­de ser Certificada o de Excelencia en el caso de las carreras y doctorados; Ratificado, Certificado o de Excelencia para las maestrías, y en el de las instituciones: Calificado, Cer­tificado o de Excelencia.

Para obtener alguna de ellas, tiene que haber ocurrido primero una autoevaluación del programa o la institución, y a partir del resultado de la misma el rector del centro solicita a la JAN un proceso de evaluación externa, en la cual participan un grupo de expertos encargados de comprobar in situ si está listo para ser acreditado.

 Marcia Noda, secretaria ejecutiva de la JAN. Foto: Alberto Borrego
Marcia Noda, secretaria ejecutiva de la JAN. Foto: Alberto Borrego

Marcia Noda Hernández explica que “dicha evaluación consiste en un grupo de actividades como controles a clases, exámenes a estudiantes, y el contacto con empleadores, organismos, autoridades provinciales y nacionales, y todo el que pueda tener una percepción sobre su calidad e impacto.

“Es entonces cuando la JAN —en asamblea que sesiona dos veces al año— evalúa el dictamen elaborado por el Comité Técnico y su propuesta de evaluación, y determina si el programa o la institución puede ob­tener la categoría superior de acreditación, que siempre tiene un carácter temporal, y transcurrido el plazo se procede a un proceso de reacreditación”.

—¿Cuáles son los indicadores y criterios de calidad que se tienen en cuenta para evaluar un programa o institución?

—De manera general, tenemos en cuenta el contexto institucional, los recursos humanos, y la formación del profesional; la base de todos los sistemas es el pregrado.

“Otro elemento es todo lo que tiene que ver con la interacción social, la infraestructura y gestión de los recursos, el impacto nacional e internacional que tienen la institución o los programas. Además, el posgrado, las in­vestigaciones, la concatenación de esos elementos, y la manera en que responden adecuadamente a las de­mandas que hace la sociedad. Y un elemento fundamental, las publicaciones en revistas de alto impacto.

“Nosotros utilizamos estándares equiparables a los patrones internacionales y que por momentos pu­dieran parecer muy fuertes para las condiciones de nuestro país; sin embargo, eso es lo único que puede hacernos creíbles. Por solo ponerte un ejemplo, exigimos como mínimo un 25 % de doctores en el claustro para acreditar una carrera”.

—¿Cuántos son los programas e instituciones acreditados en el país actualmente? ¿Qué sucede si, al contrario de lo esperado, una institución disminuye sus estándares de calidad?

—En este momento existen 183 carreras acreditadas, 210 maestrías, 34 doctorados y 22 instituciones. En Cuba no hay, en este momento, ninguna universidad que tenga categoría de Excelencia, determinado fundamentalmente por problemas de infraestructura.

“Por otro lado, hay maestrías y carreras que han pasado tres procesos de evaluación externa y, para nuestra satisfacción, ha habido una mejoría sostenida de las evaluaciones. Pero también hay algunos de estos programas que han perdido su categoría de acreditación, porque pasaron los años que correspondía y no se presentaron a evaluación.

“Cuando la calidad disminuye, el programa o la institución pasa al nivel inferior de acreditación, o al nivel de Autorizado. No obstante, en estos momentos se está estudiando qué procedimientos emplear en estos casos. Por otro lado, es importante saber que la JAN está inmersa ahora en un proceso de autoevaluación con vistas a una acreditación internacional”.

“Hay que seguir avanzando en la cultura de calidad de la comunidad universitaria. Tenemos la alta responsabilidad de certificar ante Cuba, su pueblo y el mundo, que lo que se está haciendo en las universidades tiene calidad”.

“El rigor de lo que hagamos y la profesionalidad influirán en esa cultura de calidad por la que estamos exigiendo”.

(Tomado de Granma)

3 comentarios sobre “Cuba apuesta por una Educación Superior de alta calidad

  1. Luis Ernesto:

    ¡Qué alegría me da esta información!
    Ya eliminaremos las subvaloraciones que hacen a nuestros Títulos las universidades acreditadas por los yanquis.
    Esos sí son pasos firmes hacia el desarrollo de nuestra Cuba.

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